Danza de Las Pastoras

La representación de la Danza de Pastoras, según su origen, esta ligada a las fiestas de la Natividad del niño Jesús. En esta danza intervienen en su mayoría jovencitas y niñas, aunque últimamente se han dejado de apreciar a mujeres jóvenes, estas son dirigidas por una mujer adulta, las cuales además de su oración corporal entonan cantos de alabanza y adoración, para ello se acompañan de una libreta en donde están anotadas las diversas estrofas. Los grupos de "Las Pastoras" que pertenecen a pueblos mazahuas y otomí, esta relacionada con la pureza de la mujer, pues es una danza donde bailan jovencitas y se puede realizar dentro de la iglesia. Son diversos los grupos de Pastoras en Temascalcingo, todos con gran afinidad en la indumentaria, faldas plisadas, refajos, mandil, blusa y los llamativos quexquémetl bordados y multicolores, y el toque más llamativo, el colorido sombrero de cada una. Las pastoras se caracterizan porque portan un vistoso sombrero adornado con flores artificiales y del que cuelgan largos listones de colores; siempre llevan un bastón que en la parte superior exhibe un atado de cascabeles, ya que éstos permiten ir marcando el ritmo, se disponen en dos filas y a partir de esta formación realizan diversas evoluciones. Todas van danzando al ritmo del violín el cual les va indicando los pasos y el ritmo.

Estas manifestaciones religiosas son propicias para el despliegue de la percepción estética en la que confluyen todos los sentidos. Por ejemplo, el olfato, que se estimula con el aroma del copal, de las ceras o de la pólvora de los cohetes; la vista, que se alegra con llamativos trajes y las admirables ofrendas y las flores. El tacto está presente en los saludos con las manos de los integrantes de las fiestas, en los aplausos otorgados a los que llegan, incluso en el roce de los cuerpos en las danzas o en las peregrinaciones; el oído se afina con el sonido de la flauta, del tamborcillo, de los cantos y las oraciones, y se satura con el bullicio de la muchedumbre; finalmente, el gusto se activa con el pulque, los panes, los bocadillos y los guisos acompañados de tortillas, repartidos al final de las jornadas. El papel de estos protagonistas de las ceremonias comunitarias y de sus danzas se enlaza incluso con temas míticos: la naturaleza, los animales, los ciclos cosmogónicos, las fuerzas naturales y las actividades de subsistencia pueden llegar a formar parte de las coreografías junto con atributos de la vida mezclados con la influencia del santo católico. Respecto a la danza de Las pastoras, se ha considerado que en ella “se dramatiza dancísticamente un ritual propiciatorio de las lluvias, de donde se entiende la simbolización del bastón-serpiente que ha de fecundar las sementeras que posteriormente entregarán sus generosos frutos”.

La participación exclusiva de mujeres, desde niñas hasta ancianas, realizada en fechas específicas asociadas a ciclos agrícolas, supone la realización de un ritual que se transforma en un ritmo dancístico: Destacan Las Pastoras de entre otras danzas por lo vistoso del atuendo y el arraigo de esta danza dentro de las comunidades; también sobresale la presencia del xithá (abuelo), figura ancestral que a pesar de ser tan relevante para las culturas otomíes - mazahuas, poco a poco va perdiendo terreno, ya que su participación resulta cada vez más esporádica en las fiestas de las comunidades. Esta hermosa tradición se encuentra en peligro de desaparecer, debido a causas multifactoriales, pero principalmente por las burlas que reciben las personas que utilizan esta vestimenta, el racismo y la intolerancia. La Danza de las Pastoras se inician con cánticos agudos en alabanzas tanto en mazahua u otomí, como en español, cantados por mujeres formadas en filas o círculo. Con el bastón en la mano, orlado de cascabeles en el mango, marcan el incesante ritmo de la música monótona del tambor, la flauta, acordeón y el violín, simbolizando con cada movimiento la labor del campo. En tiempos prehispánicos, los adornos en los sombreros estaban compuestos de plumas y cada color tenía un significado especial. Las principales comunidades con grupos son San Pedro Potla, Santiago Coachochitlán, Pastores, Boshesdá, Santa María Canchesdá, San Juanico, La Magdalena, Maró, etc.
 
En las distintas comunidades las pastoras utilizaban un atuendo multicolor, con vestidos largos y amplios parecidos a las enaguas, en algunas incluso ya se ve la combinación de colores para ir de manera uniforme, antes de dice portaban sombreros adornados con lentejuelas, pero lo tradicional en la región es el "oropel". Utilizaban su baile para dar gracias por los favores recibidos y como característica principal portan aún su bastón con el que golpeaban el piso para producir el cascabelo rítmico que le da un toque especial a la danza. Los pueblos originarios de Temascalcingo consideran que la danza es un don divino y la persona que la practica está más próximo al creador, pues el maestro de danza es escogido por Dios, a través de un sueño o algún acontecimiento en su vida, para cumplir con la encomienda de enseñar a las jovencitas (en este caso de la Danza de Pastoras), las oraciones del cuerpo; es por este motivo que su tarea es muy respetada, porque es una labor designada desde el cielo.La música y la danza entre los diferentes grupos indígenas de México, están indisolublemente ligados, y por lo general tienen una función mágica y religiosa. De esta forma, tenemos que la música y la danza son ofrendas que se hacen a diferentes deidades, para agradecer o pedir favores. La Danza de Pastoras, es una danza que esta muy difundida entre varios grupos indígenas de nuestro país, y que no faltan para la celebración de la Virgen de Guadalupe. Al parecer esta danza esta relacionada con la pureza de la mujer, pues una danza donde bailan jovencitas, y que incluso se pueden realizar dentro de la iglesia.
 
La música para los pueblos indígenas, debe cumplir una función social y ceremonial, y no artística, en el sentido occidental que tenemos. Es decir, esta música tiene un contenido específico y se refiere a la relación del hombre con la naturaleza y lo sobrenatural, esta dirigida a los Santos, deidades o fuerzas sobrenaturales. La música hñahñu de la región de La Magdalena encierra un profundo contenido mágico y religioso que deriva del sincretismo efectuado desde la época de la Colonia. El tipo de vida de los hñahñu, esta apegada a esta manera de vida que combina la adoración, de elementos de la naturaleza, o antiguos dioses de origen prehispánico, con las alabanzas e imágenes cristianas.  Los cantos a capella, introducidos por los frailes entre la población indígena se utilizaron como un elemento más para efectuar la cristianización. Pero estos al igual que muchas manifestaciones, sufrieron un sincretismo, adquiriendo sentidos y funciones diferentes. Entre los Hñahñu, las alabanzas son interpretadas generalmente por mujeres u hombres que tienen algún cargo religioso, o sobre saliente dentro de la comunidad.




Juan Luis Ramírez Torres, “El sonido numinoso. Música ritual y biología”, en Convergencia, UAEM, año 11, vol. 11, núm. 36, septiembre-diciembre de 2004, pp. 81-97, <http://redalyc.uaemex.mx/pdf/105/10503604.pdf>.

Comentarios

  1. La música hñahñu de la región de La Magdalena encierra un profundo contenido mágico y religioso que deriva del sincretismo efectuado desde la época de la Colonia. elcentroamericano.net/biografia-de-shannon-williams/

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